viernes, 19 de noviembre de 2010

MAS DE LUIS SANCHEZ POLACK.

Efervescencio Trasmusculaciones

Lágrimas me resbalan por las mejillas, al recordar a aquel Santo Varón, llamado don Efervescencio Trasmusculaciones y Perrurrillas de Pensylvania. El era bueno, sufría el sufrir interno. Toda su vida la dedicó a domar gambas y fué muy devoto de San Patricio, el del vino. Sus padres, que eran amantes de la ecología, se oponían al matrimonio con una zorra con la que él mantenia relaciones bajo cuerda. Y su padre, don Amorfo Circunflejo, le decía: "No te cases con esa zorra, que tú lo que quieres es hacerte un abrigo de visón." Y él, que era tenaz e irresoluto, contestaba a su padre: "No, papá, no, papá, no me reprendas, no pienses que en mi voluntad está la maldad. No pienso hacerme un abrigo para mi cuerpo con esa zorra, pues sé que esto es un crimen. Antes al contrario, para que veáis que tengo amor a la bichura, o sea, a los bichos...."

Aquel Efervescencio sacó unas tijeras, se quitó su propia piel, su epidermis, y se la curtió, se la tiñó y confeccionó un precioso abrigo de concejal, para que nunca pudieran decirle por la calle unos gilipollas: "Asesino, asesino." Y aquel santo varón resbaló con unos cascos de una litrona que unos marqueses habían roto en la Plaza Mayor para hacer gracia, y murió, años más tarde, de una indigestión de mollejas.

Santo varón.

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